Me fui a cortar el cabello... La peluquería que elegí no era "nada del otro mundo", simplemente una peluquería de barrio.
Por el corte, solo un humilde corte, me cobraron US$21. ¿Es caro? ¿Es barato? ¿De qué depende el sueldo del peluquero? Pues bien, sus ingresos, como los de cualquier trabajador, dependen entera y exclusivamente de la tasa de capitalización.
¿Qué quiere decir esto de la "tasa de capitalización? Podemos asimilarlo a la cantidad de maquinarias o la cantidad de herramientas aplicadas a esa producción que están demandando los consumidores; cuando esa cantidad per cápita aumenta, aumentan los salarios e ingresos en términos reales de las personas...
Podemos utilizar este caso como un ejemplo clarísimo. Supongamos que un peluquero de Buenos Aires, Argentina se muda a Miami, Florida, USA: automáticamente pasa a ganar no menos de 4 veces más, con las mismas tijeras, los mismos peines, las mismas virtudes y los mismos defectos. En este caso, podemos plantearnos la disyuntiva en pensar si el porteño es más tacaño o si el floridano es más generoso...
Pero no pasa por ahí el tema. Lo relevante está dado en que el floridano está obligado a pagarle un salario más alto a nuestro peluquero, no por generosidad, sino porque ¡la tasa de capitalización se lo exige, la competencia interlaboral así lo determina! Y son, finalmente, los marcos institucionales y el respeto a los derechos de propiedad lo que va a permitir que aumente la mencionada tasa de capitalización y, por ende, el nivel de vida de las personas. En otras palabras, ¡todos queremos ser peluqueros en Estados Unidos y no en Uganda!