Hoy te quiero dedicar estas
líneas. No es que yo quiera dar consejos, tal vez lo que necesito sea
recibirlos. Pero sí me tomo el atrevimiento de acercarte algunas ideas y hechos
incontrastables para que reflexiones acerca del mundo que nos rodea, sus
verdaderos ejes y sus consecuencias. ¡Se que estás ocupado! No quiero,
entonces, robarte mucho tiempo, pero te pido prestes atención a mis pensamientos
e ideas que voy a plasmar en unas pocas líneas porque, me parece, pueden ser de
tu interés para que preserves el bien más preciado de la humanidad: su libertad
en el más amplio sentido de la palabra.
Primero te quiero
señalar que, casi accidentalmente, se crearon dos ideologías antitéticas: el
totalitarismo y la libertad.
Hannah Arendt |
Por otra parte, el
significado original de la palabra “libertad”, según la describe Hayek, siempre
ha expresado la posibilidad de una persona de actuar de acuerdo con sus planes
(…). La libertad es la ausencia de coacción por parte de otros[1].
Ahora bien te
digo que el hombre tiene derecho a la búsqueda de la propia felicidad. Como
dijeron los Padres Fundadores Americanos, estamos en el mundo para ser felices,
no explotados por otros hombre ni por los gobiernos.
Claro, hablo de
gobierno, pero, ¿qué es? Te digo que el gobierno es una administración del
hombre sobre otros hombres. De ahí la imperiosa necesidad de que sea
absolutamente limitado en sus funciones
y atributos.
Sin embargo, ¿qué
veo hoy en día, por ejemplo en nuestra Argentina? Un fanatismo kirchnerista
casi al extremo de formar una secta cerrada a opiniones diferentes. Así, ha
obtenido este nuevo régimen un poder nunca antes logrado por ningún gobierno en
un país seriamente organizado. Aquí se han violado descaradamente los derechos
individuales de las personas. No sólo el de la búsqueda de su propia felicidad,
como decíamos antes, sino también el derecho a la vida, el derecho a la
libertad, y el derecho a la propiedad, entre otros.
De todos modos, no
creas que se trata de algo nuevo en la historia de la humanidad. Sin ir más
lejos, en 1991 cayó, se desintegró, se pulverizó la Unión Soviética, el último
gran vestigio de totalitarismo supremo a nivel hegemónico. Y Occidente salió
claramente triunfante. Pero entonces, ¿qué es lo que pasa actualmente que el
totalitarismo esta resurgiendo, por ejemplo en América Latina en manos del
llamado socialismo del siglo XXI?
A este totalitarismo se lo disfraza hoy con
distintos ropajes. Por caso, la “ayuda a los pobres o los que menos tienen”.
Por ejemplo, tan solo para mencionar uno de las tantas acciones gubernamentales
que hay, subir el salario mínimo. Esta medida implementada es, en realidad, aun
peor para los más pobres, dado que, la mayoría de los pobres no tienen estudios
y no son los empleados más calificados. Entonces los gobiernos al subir el
salario mínimo hacen que los empresarios, obligados por estas medidas, despidan
a los menos calificados y ahora se le haga “rentable” contratar a gente que
antes no lo era. En definitiva, estimado
individuo, te pido analices temas como estos, y que tengas presente que, como
decía Karl W. Von Humboldt, “el mejor
gobierno es aquel que se hace superfluo”. Lo que se debe hacer es darle
el poder al individuo. Alberdi fue muy sabio en esto al crear la Constitución
liberal de 1853 que, precisamente, pone en primer orden en su escala de valores
a los individuos antes que al estado y los gobiernos.
¿Cuál debería ser
nuestro rumbo? Recordemos que Lucio Séneca (4 a .C. - 65 d.C.) tiene una célebre frase:
"Para el navegante que no sabe adónde va, nunca hay vientos
favorables", y es una excelente referencia del gobierno actual que no tiene
idea de las cosas que está haciendo. Pongámoslo en un nuevo ejemplo. Ya sabemos
que los gobiernos siempre necesitan un enemigo para asustar a la gente y
justificar a si mismos sus tropelías. Para tomar de nuevo como ejemplo a
nuestro país, en este momento estamos en la fase en que el Poder Ejecutivo quiere
terminar con un grupo de medios, Clarín, organización que ellos mismos ayudaron
a agrandarse y que hasta no hace mucho defendía todas y cada una de las
políticas del gobierno. Pero hoy en día, Clarín se encuentra en una faceta
opositora “light”. Sin embargo este es un gobierno que, al no tener rumbo, y además
muy comediante, está creando enemigos donde no los hay: los jubilados, las
AFJP, la Corte, Estados Unidos, las empresas extranjeras, YPF española, la
oposición política vegetariana, los “grupos concentrados”, y otra serie de
inventos. En resumen, esta situación, ¿te ayuda a vos, individuo, a mejorar tu
nivel de vida, a lograr tu felicidad? Claramente no. Es más, estimado
individuo, en este “modelo” argentino estamos perdiendo todos con una política
súper centralizada en el estado nacional, donde no existe el federalismo. Te
agrego: las repúblicas federales, como Argentina o Estados Unidos, se fundaron
para, entre otras razones, limitar a los gobiernos para hacer prevalecer la
razón y la decisión de los individuos como vos por sobre los supuestos
intereses superiores del estado o, peor, del gobierno. Es muy desagradable y da
mucha bronca equivocarse cuando las decisiones no las toma uno mismo. Estamos
viviendo en una irrealidad, sin saber que, en verdad, estamos yendo
directamente hacia el choque con un iceberg.
Llegado este
punto, creo conveniente reproducir lo siguiente: La única idea “constructiva”
que a conciencia puedo promover, es que el individuo ponga su confianza en si
mismo, no en el poder; que busque mejorar su comprensión y sus conocimientos,
levantando sus propios valores a niveles cada vez más elevados; que asuma la
responsabilidad por su conducta, no delegándola en comités u organizaciones; y,
sobre todos, no delegando su responsabilidad en un estado superpersonal. Estas
reformas vendrán necesariamente, si los hombres actúan como seres humanos
inteligentes y responsables.[2]
Entonces,
evitemos la igualdad de las personas: no somos iguales porque, justamente,
somos todos individuos, vos y también yo, cada uno con sus distintas
potencialidades. Nuestro faro debe ser la Libertad, con mayúsculas. No
permitamos que el estado, ni ninguna otra organización, nos quite nuestra Libertad,
que debe ser la mayor posible compatible con el marco social e institucional en
el que nos desenvolvemos. Es nuestro derecho, y también nuestro deber. Ya lo
dijo Benjamín Franklin: “Quienes son capaces de renunciar a la libertad
esencial a cambio de una pequeña seguridad transitoria, no son merecedores ni
de la libertad ni de la seguridad”.
Es lógico que más
de una vez te sientas acorralado. Por caso, cuando se habla de “la sociedad”,
“la comunidad”, “el público” o términos
por el estilo. Pues bien, tené en cuenta, como bien señala Mises en su
monumental obra “La Acción Humana, Tratado de Economía” que “la acción es obra
siempre de seres individuales. Los entes colectivos operan, ineludiblemente,
por mediación de unos o varios individuos, cuyas actuaciones se atribuyen a la
colectividad de modo mediato”. Más adelante agrega que “una colectividad carece
de existencia y realidad propia, independiente de las acciones de sus
miembros”, “no es ni siquiera concebible un ente social que pudiera operar sin
mediación individual”, “la realidad de toda asociación estriba en su capacidad
para impulsar y orientar acciones individuales concretas”, “el único camino que
conduce al conocimiento de los entes colectivos parte del análisis de la
actuación del individuo”.
Mises no termina
en lo anterior, sino que agrega más conceptos que refuerzan su línea
argumentativa. Así, dice en la misma obra que “la sociedad no tiene más base
que la propia actuación individual”, sólo gracias a las acciones de ciertos
individuos resulta posible apreciar la existencia de naciones, estados,
iglesias y aun de la cooperación social bajo el signo de la división del
trabajo”, “la actuación individual engendra la colectividad”, y que ésta se “integra de concretas
actuaciones individuales”, minimiza la existencia de un alma social y dice que “todo ente colectivo no supone más que un
aspecto particular de ciertas actuaciones individuales”.
Espero, mi
estimado individuo, que los conceptos que, brevemente, he desarrollado en las
líneas anteriores te hagan reflexionar acerca de la importancia en el respeto
de los derechos individuales, así como, repito, a la vida, a la propiedad, en
una palabra, a la felicidad plena. ¿Cómo podemos resumir esto? Bien, con un
principio fundamental que en las modernas concepciones del derecho y la
economía se lo conoce como Rule of Law: las mayorías no tienen derecho a violar
los derechos de las minorías.
En el mismo
sentido, ya Adam Smith dijo en su Teoría de los Sentimientos Morales que “en la búsqueda de su propio provecho el
individuo colabora con los demás. He visto muy poco bien hecho por aquellos que
pretenden actuar por el bien público”. Como verás, la acción individual
necesariamente conlleva una reciprocidad hacia los demás. Es decir, el
individualismo no es sino una de las caras de la fundamental cooperación
social.
Claro que no
siempre fue así. Si tuviera que definir o establecer una fecha a partir de la
cual los individuos tomaron conciencia de la importancia fundamental de su
accionar, esa es la Revolución Gloriosa en Inglaterra de 1688, a partir de la cual
se limitaron los poderes de los reyes y fijaron como fundamentales para los
hombres derechos tales como a la propiedad, la libertad, la vida, en fin a la
búsqueda de la propia felicidad. Justamente, de nuevo, el “Rule of Law”, que se plasmó definitivamente
en la constitución de Estados Unidos a partir de 1787.
En nuestro país,
quien más ha bregado por difundir estos principios es el doctor Armando Ribas,
que resume brillantemente la idea en el siguiente concepto: "Rule Of Law
implica la limitación del poder político, que se hace imposible cuando el
gobierno se apropia de la eticidad de la sociedad, al descalificar éticamente
los intereses particulares como contrarios al interés general."
Finalmente,
entonces, mi estimado individuo, espero que este pequeño ensayo te haya ayudado
a abrir los ojos a la realidad, a no sentirte culpable cuando alguien, por
ejemplo, te diga que tu acción “sólo mira tu interés particular y no el del
conjunto de la sociedad” o cuando te acusen de no “tomar en cuenta los valores
y objetivos fundamentales del país”. Ahora, espero, tendrás elementos
decisivos, no sólo para sentirte bien con vos mismo, sino para saber que sólo
debés cumplir tus ideales individuales y que lo demás se dará por añadidura. Si
esto es así, habré cumplido mi propósito, habré logrado mi objetivo.
Un abrazo.
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