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martes, 17 de abril de 2012

¡¡¡¡Que malos son los argentinos!!!!

Notas al pasar...

¡¡¡¡¡QUE MALOS SON LOS ARGENTINOS!!!!!

En el discurso sovietico de ayer de la presidente, entre todas las estupideces que dijo, mientras expropiaba (robaba) YPF, hizo una mezcla de temas varios, pero me interesó la parte en que habló de la yerba mate.
No soy consumidor de yerba. No tenía idea de cuanto salía un kilo de yerba hasta hace unas 3 semanas, pero los consumidores habituales dicen que está subiendo de precio.

Cristina en su discurso le comunicó a alguien (no se sabe si a los productores, a los que emvasan, si a los dueños de los supermercados, etc.) de dejar a Moreno que abra las importaciones para que entre yerba importada más barata... Lo curioso es que esto lo usó como una amenaza y no como un incentivo.

Dado su estúpido y primitivo pensamiento mercantilista, que retrasa 300 años, cree que la panacea es que las exportaciones sean del 100% y las importaciones del 0% para asi ¡proteger al queridisimo productor nacional!
Ja!-Ja!-Ja! Obviamente cualquier persona que piense solo un minuto se da cuenta de la falacia del mercantilismo y de como lo único que hace es, verdaderamente, perjudicar a los mismos consumidores que supuestamente se está tratando de proteger.

Como Cristina y la colección de ladrones que están en el gobierno, junto con la gente que los votó, parece que no se dan cuenta de esto, sólo una pregunta les voy a hacer... ¿nunca se pusieron a pensar qué sucederia si los demás paises implementasen esta política? Si otro país también quisiera sólo exportar y no importar, ¿¿¿¿dónde se metería la Argentina sus exportaciones????

¡Pero claro! Los demas paises ¡¡sí deben comprar nuestros productos nacionales asi nuestros habitantes se enriquecen y los suyos se empobrecen con cosas importadas!! Que malos son los argentinos...

lunes, 16 de abril de 2012

Sobre el control de las importaciones

En diciembre de 1958, Leonard E, Read, tenaz difusor de las ideas liberales, publicó en The Freeman, lo que sería su más famoso ensayo, "Yo, el lápiz". Se trataba de una brillante síntesis de los millones de procesos, voluntades e inversiones que son necesarias para que un "simple" lápiz se fabrique y llegue a nuestras manos.

Traigo esta nota al presente porque, en el marco de las ideas mercantilistas que campean en la actualidad en nuestro país, que han terminado (por ahora) en un corralito comercial instrumentado por el gobierno nacional a través del todopoderoso secretario Guillermo Moreno, es un lugar común escuchar desde hace unas semanas que, por el riesgo que entraña para la salud de la población, es inaceptable la escasez de medicamentos o drogas importadas, mientras que otros faltantes pueden ser tolerados porque no son "vitales" o "imprescindibles" para la vida diaria o los procesos productivos.

En este contexto, más allá del gravísimo cercenamiento a la libertad de los ciudadanos que significa el hecho que un funcionario, por su solo arbitrio, dictamine que es y que no es necesario para cada uno de nosotros, es fundamental entender que no basta que el benevolente Moreno se apiade de un enfermo y permita la entrada de una droga, puesto que, al igual que para el lápiz ya mencionado, son necesarias cientos, tal vez miles, de acciones que se conjugan para, finalmente, tener un medicamento en una farmacia. Por caso, toda otra infinidad de drogas, sus envases, las maquinarias y los repuestos para fabricarlas y envasarlas, sistemas informáticos, una red de transporte y logística para distribuirlas, etc.

¿Qué sucede si una o más de estas etapas son trabadas por este absurdo y jurásico dirigismo que nos envuelve? Pues, simplemente, el medicamento final no estará disponible, por más droga que, graciosamente, se permita importar. En términos matemáticos, la liberación de uno de los productos es condición necesaria pero no suficiente para el feliz logro del resultado final.

Si no queremos seguir descendiendo en el concierto de naciones, si queremos recuperar el brillo que alguna vez tuvo nuestra Argentina, es menester ya mismo abandonar este disparatado, ilógico, incoherente, irracional y descabellado sistema de control del comercio y la industria en general, y de las importaciones en particular.