viernes, 9 de diciembre de 2011

¡Vos sí! ¡Vos no!

Desde hace mucho tiempo es que tengo el interrogante sobre ¿cuándo se inventó el pasaporte? Y, más importante aún, ¿por qué, hoy en día, es lo primero que hay que tener si se quiere pasar de un país a otro?
 Citando:
            “En la última parte del siglo XIX y hasta la Primera Guerra Mundial, en general, no se requería pasaporte para  los viajes dentro de Europa, y el cruce de la frontera era fácil. En consecuencia, relativamente pocas personas  tenían pasaportes.” ¹

Primero y antes que nada, queda claro entonces que el pasaporte es un invento del último siglo para restringir las libertades individuales, trabando la posibilidad de los ciudadanos para salir de su país y, a la vez, dejar entrar al mismo a los extranjeros.

Ahora bien, ¿quién es el mayor beneficiado? Como no podía faltar, el Estado. En principio porque es el que decide quien entra y quien sale. Segundo, porque tiene el monopolio para  hacer el trámite con el correspondiente costo a cargo de los ciudadanos.

Uno de los argumentos en los que me baso para intentar abrir los ojos sobre este estúpido invento es el porque solicitar a los viajantes el pasaporte para entrar al país…¿Acaso los  viajeros internacionales vienen al país a insultar a los habitantes? ¿A asesinarlos? ¿A robar? NO! Claro que NO! Ellos vienen, justamente, a  hacer turismo, a trabajar, a ejercer toda actividad licita, a estudiar, a conocer lo popularmente llamado  “cultura” y por, añadidura, a dejar sus capitales en el país y aportar su mano de obra. Así ha sido siempre en la historia de la humanidad, hasta que los gobiernos decidieron hacer más difícil, cuando no imposible, ese movimiento espontáneo de la gente.
                           
Un poco de historia (no tan lejana): mi familia es de ascendencia italiana, llegados a  la Argentina junto con otros miles de inmigrantes (italianos, españoles, polacos, etc.), queriendo obtener en estas tierras un futuro mejor del que podían llegar a tener en sus países de origen. ¿Qué hubiese pasado si todos esos miles de inmigrantes hubiesen tenido que tener el bendito pasaporte para venir a la Argentina a vivir? Lo seguro es que más de la mitad de ellos, finalmente, no hubiesen llegado a estas tierras y nuestro país, tal vez, no sería lo que es hoy en día gracias al aporte multicultural de tantos inmigrantes.

Como conclusión, sostengo que el pasaporte no es más que un impedimento estatal a la libre circulación de las personas alrededor del mundo y que cualquier pasaporte (o lo que fuere parecido a ellos), debería ser eliminado, anulado y extinguido de los requisitos exigibles a todo viajero internacional.

  


2 comentarios:

  1. Muy interesante y novedoso el tema de este artículo. Una visión realmente de alguien libre. Agregaría, en defensa de la tesis expuesta, el caso actual de Cuba. La dictadura cavernaria gobernante en esa isla caribeña no sólo impide el acceso a internet o prohibe el comercio...sino que entrega pasaportes a sus amigos y partidarios del régimen, mientras que se lo retacea a los opositores. De esa manera, la isla se transforma en una verdadera cárcel.El que tenga dudas de lo anterior, que le pregunte a Hilda Molina o a Yoanni Sanchez.

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  2. Nico ¡Felicitaciones por el blog! Muy buenas las 3 notas. Destaco la calidad de los contenidos y la excelencia en la redacción de los articulos.
    Diana

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