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domingo, 3 de agosto de 2014

Argentina: 80 años de decadencia

Argentina es hoy un país turbulento, aunque a los ojos de las personas comunes en el mundo pueda parecer seducir con la imagen de una nación de gente pudiente y prospera. Por lo menos, esa era la imagen que más de una vez transmitió. Pero, ¿de dónde viene, precisamente, ese retrato de prosperidad?

En las siguientes líneas voy a tratar de develar de donde proviene esa concepción, relacionada con una historia interesante y atrapante, pero con un presente con un futuro más que incierto.

Argentina no hizo su prosperidad, claro, de la noche a la mañana, sino hasta luego de una larga guerra civil, como resultado de la cual hacia 1850 el país se consolida como una nación organizada y, más aun, con la sanción en 1853 de un constitución redactada por Juan Bautista Alberdi, muy similar a la de Estados Unidos, en la que se establecen los marcos institucionales, republicanos y federales para el progreso del país. Que la Argentina, para esa época un enorme y deshabitado desierto, pudiera darse una constitución 100% liberal fue un enorme paso, necesario pero no suficiente para el milagro. Y el milagro se dio.

A partir de ese entonces, los logros obtenidos fueron más que notables. Tan solo por citar algunos, la población pasó de un millón de habitantes en 1850 a ocho millones en 1914. El área sembrada, de 500.000 a 24 millones de hectáreas. Las exportaciones subieron de 30 millones de pesos oro en 1870 a 389 millones en 1910. La red ferroviaria creció de 732 kilómetros en 1870 a 28.000 kilómetros en 1910, junto con una avanzadísima red de carreteras, integrando los desiertos espacios argentinos. El crecimiento por habitante entre 1875 y 1913 fue de más del tres por ciento anual. La inmigración, atraída por ese ilimitado progreso, fue casi explosiva: unos seis millones de extranjeros llegaron al país. 

En lo que respecta al progreso en calidad humana, la tasa de mortalidad por mil habitantes había bajado del 22,98 en 1889-1898 a 16,5 en 1899-1907. A título comparativo, podemos decir que la tasa en 1908, que era de 15,2, podía medirse favorablemente contra las de Berlín (14,8), Londres (15,1) y Nueva York (18,6).

En 1869, el país tenía un 70% de analfabetos. En 1930, se habían reducido al 22%. La tasa de escolaridad primaria, que en 1870 era del 20%, en 1920 llegaba al 64%. (En Italia, para los mismos años, había subido del 33 al 55%).

Se construyeron enormes edificios y obras que aún hoy perduran: el Teatro Colón, las estaciones de Retiro y Constitución, el Correo Central, el Congreso (réplica del Capitolio americano), el subterráneo (primero de América del sur y 13° del mundo), o la red telefónica (apenas un par de años después que en Nueva York) . Resumiendo, el sentido liberal de su constitución, y el respeto irrestricto de la misma, permitieron que la Argentina, entre 1880 y 1920, creciera ¡¡42 veces!! Su economía era mayor a todo el resto de América del sur sumado (incluyendo Brasil, Colombia, Venezuela y demás países).

Todo indicaba que el progreso no tendría límites. En definitiva, un pais que no solo era potencia y faro en América, sino también en el mundo.

Lo que paso luego no es más que una serie de medidas y políticas populistas  erróneas adoptadas por los sucesivos gobiernos de la época, con escasas y honrosas excepciones. El comienzo de la decadencia bien puede fijarse hacia 1935, cuando se creó el Banco Central Argentino, y desde entonces, sin casi interrupción, se adoptó una política monetaria expansiva, la base de una siempre presente inflación para solventar el gasto público del gobierno. Se estatizaron las empresas ferroviarias, el petróleo y toda la energía, las comunicaciones. Obviamente, la corrupción que implican esas prácticas se extendió a lo largo y a lo ancho del país. En fin, el agrandamiento del leviathan nacional, rompió todo tipo de federalismo y ha hecho a las provincias totalmente dependientes del gobierno central.

Lo anterior se dio junto con una política comercial mercantilista, con principios de protección nacional y aranceles a las importaciones que, por supuesto, pulverizaron el progreso y el desarrollo, hasta ese momento notables. Se destruyó la cultura del trabajo, el esfuerzo individual en aras de un difuso colectivismo, se puso en duda la propiedad privada, se difundió la idea que se puede vivir a costa del estado. Por supuesto, ha habido en estos 100 años períodos cortos de lucidez, pero lamentablemente las ideas estatistas primaron por sobre la libertad. La decadencia entonces fue inevitable. Hoy en dia Argentina se encuentra en el puesto 137 (de un total de 152) del índice de libertad económica que publica todos los años el Instituto Fraser de Canadá, junto con el Instituto Cato de Estados Unidos. El desánimo y la declinación son perceptibles en todo el país.

De esa Argentina que parecía que fuese a dominar el mundo, ya no queda nada. Lamentable ejemplo de involución. La Argentina tiene reservas morales, pero la tarea por delante es titánica.

domingo, 2 de febrero de 2014

1989-2014: La historia se repite en Argentina

Si algo caracteriza a la Argentina es su propensión, casi matemática, a reiterar errores. Es como que jamás aprende de la experiencia previa: siempre empieza de nuevo y, generalmente, repite la mala senda, el camino equivocado, hasta adornándolo con tintes de modernidad cuando en realidad se trata de la vez número cien en que se intentan políticas estatistas y dirigistas que, por su intrínseca naturaleza, están destinadas al más estrepitoso de los fracasos. Y hasta podemos agregar algo más de la extraña naturaleza argentina: cuando alguna vez se ensayaron políticas que medianamente encarrilaron la situación, más temprano que tarde han sido repudiadas por el grueso de la población, renegando de sus éxitos más palpables, y nuevamente la ruta populista se hizo presente. Así van ya más de 80 largos años.

Pues bien, ya se dio inicio al mes de febrero y, casualmente, se acerca una fecha conmemorativa para el argentino con memoria. Este jueves 6 de febrero se van a cumplir 25 años (1989 – 2014) del día en que el gobierno de Raúl Alfonsín decidió devaluar el Austral, moneda vigente en aquel entonces y creada por su mismo gobierno, luego de haber destruido el signo peso en 1985. Así dio comienzo a una agudización y degradación mayor de la moneda, que obviamente ya había comenzado anteriormente, al imprimir de manera voraz más y más billetes sin ningún tipo de respaldo.

Raúl Alfonsín y Juan Vital Sourrouille
Ese 6 de febrero de 1989 Juan Vital Sourrouille, ministro de economía, y José Luis Machinea, presidente del Banco Central (BC), devaluaron fuertemente, reconociendo en la práctica el fracaso de su política económica con altos déficits presupuestarios financiados con inflación. Se totalizó una baja en el valor de la moneda en ese año de un 3.100%. “Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo” dijo el ministro que sucedió a Sourrouille, Juan Carlos Pugliese, tratando de culpar al mercado de la inseguridad que ellos mismos habían fecundado.

La pregunta es, ¿cómo se encuentra hoy en día el Banco Central argentino dada la situación actual del país? Si hace un cuarto de siglo no pudo contener la corrida contra la moneda nacional, ¿podrá ahora? Tan solo en el pasado mes de enero, el BC perdió 2.500 millones de dólares de sus reservas, en un nivel siempre menguante desde hace meses, hoy en magros 28.100 millones. Reservas que, dicho sea de paso, en un país serio solamente deberían cumplir la función de respaldo de la moneda nacional circulante. Un simple cálculo nos indica que, de mantenerse el promedio diario de pérdida de reservas, el total del stock del BC alcanzaría para escasos 10 meses de actividad, aproximadamente (y siendo optimistas).

Como se ve, el panorama no es para nada esperanzador, dado que es el mismísimo BC el encargado, en el sistema actual de control de cambios, de proveer al mercado de los dólares para el comercio exterior, turismo, y demás transacciones. En otras palabras, esto quiere decir que se encuentra apretado, maniatado y sin una buena vía de escape.

Los dos principales factores que influyen en el nivel de reservas, importadores y exportadores juegan, en el contexto actual de total indecisión, desorganización y caos en que transita hoy la Argentina, potenciando la disminución de tales reservas. Por el lado de los importadores, el punto es que estos, que reciben los dólares del BC, con la presente situación económica de caos y de devaluación creciente, están tratando de importar lo más que puedan al valor de hoy, porque será seguramente  más barato que mañana. Mientras que, en lo que respecta a los exportadores, el BC actúa también como intermediario, comprándole a ellos las divisas y entregando pesos de cada vez menor valor. Nuevamente, con la incertidumbre existente en los mercados y en la población en general, los productores de elementos exportables tienden a postergar las ventas de sus mercancías para efectivizarlas “el día de mañana”, con un tipo de cambio más alto. En otras palabras, ¿para qué vender algo hoy a 8, cuando mañana lo puedo llegar a vender a 12? Resumiendo ambos flancos, es aquí donde el BC se encuentra entre 2 fuegos, ¡¡y muy cerca de llegar a una explosión!!. El BC actúa como intermediario, pierde cantidades enormes de dólares cada día.

Veinticinco años más tarde, pleno 2014 y un parecido, por no decir “el mismo” panorama económico en Argentina: fuga de divisas, fuerte déficit fiscal, inflación galopante, inseguridad jurídica, gobierno inoperante o, peor aún, totalmente errado en sus diagnósticos y en su accionar, ¿Casualidad acaso? ¿Providencia? Para nada, esto no es más que un nuevo capítulo en la receta de expansión monetaria, gasto fiscal exponencial, impuestos altos, estatismo desenfrenado, subsidios improductivos sin sentido, trabas de todo tipo al clima de negocios y seguridad jurídica aniquilada, que se repite 25 años más tarde por parte del actual gobierno por no haber aprendido la receta y, los ciudadanos, haber vuelto a elegir representantes que comulgan con las mismas ideas, en sus variantes más o menos “prolijas”, pero siempre funestas para el país. El problema nacional se potencia cuando se suma una oposición claramente nula, donde los que se declaran como tales tan solo prescriben recetas vegetarianas para el actual modelo y no verdaderas soluciones de mercado que tanto hacen falta. Como por ejemplo para solucionar el gran problema del gobierno que son la falta de los malévolos dólares, tan solo para mencionar uno: la privatización o liberación del mercado cambiario. El que tiene dólares los vende en el mercado al que los necesita, así de simple. Lo que se logra con esta simple reforma es la puja liberal entre los ofertantes y los demandantes, llegando a un precio de consenso pactado entre las dos partes. ¿Cuál será ese precio? Nunca se va a saber hasta que no se deje actuar libremente a las dos partes, aunque muchos vaticinan que no será menor a los 25 o 30 pesos, una devaluación del 250% respecto del valor actual. Un valor alto, sin duda, pero que no sería más que el reflejo del temor total que hoy impera en el país.
Capitanich - Kirchner - Kicillof 

En fin, tal vez estemos muy cerca de una situación como aquel fatídico lunes 6 de febrero de 1989 en dónde el BC terminó retirándose del mercado y dejando fluctuar el dólar de manera parcialmente libre. Las consecuencias políticas, que fueron enormes, las dejamos para otra nota.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

"Haz lo que yo digo, mas no lo que yo hago"


Una vez más, la líder comunista chilena Camila Vallejo esta en el centro de la escena. Esta vez es debido a la organización del concierto por los 100 años del Partido Comunista de Chile.
 Mientras en Corea del Norte y Cuba los ciudadanos hacen desfiles y marchas obligatorias, los jóvenes comunistas chilenos organizan este recital haciendo uso, claro y en su máxima expresión, del derecho a la libertad y a la búsqueda de su propia felicidad. En ese sentido, publicaron un spot que prepararon del recital que esta subido a la página web norteamericana You Tube, filmado en alta definición (1080p) y hasta puede ser visto en 3D,. En el mismo, se puede observar que esta realizado en un muy tecnológico estudio de filmación, con un impresionante set de luces marca Bromberg.

Paradójicamente, ¡NO!, la entrada no es gratis… Al fin del al cabo parece que la fiesta gratis no existe: sale 6.000 pesos chilenos (unos US$12). Pero lo más interesante es que esas entradas, aparte de tener algunos puntos de venta físicos, también se pueden comprar desde una PC con Windows a través de la página, igualmente norteamericana, ¡Ticketek! El recital esta siendo difundido por la mayoría de las redes sociales, tales como Twitter, Facebook y Google+. En otras palabras, esta adalid del retraso y la tiranía utiliza, sin que se le caiga la cara de la vergüenza, todos los recursos habituales que la tecnología del mundo libre pone a su disposición.


Pues bien, ¿a dónde quiero centrarme con todo esto? Por supuesto, no me importa que festejen los 100 años de su partido, aunque sea el responsable del genocidio de más de 100 millones de personas alrededor del mundo. Lo que reprocho si es la caradurez de ellos cada vez que hablan en contra del capitalismo, cada vez que piden el fin del modelo económico liberal, cada vez que se llenan la boca hablando mal de su presidente Piñera, cada vez que maldicen la inventiva e iniciativa privada. Una vez mas quedó en evidencia que hasta los supuestos defensores del comunismo (que no viven ni en Cuba, ni en Corea del Norte, ni siquiera en China), necesitan los inventos del capitalismo para subsistir. 

 
"Todo el mundo, sin importar lo fanáticos que sean a la hora de difamar y luchar contra el capitalismo, implícitamente lo homenajean al demandar apasionadamente sus productos"
Ludwig von Mises