Estoy muy contento de estar aquí, no solo porque tengo la oportunidad de exponer ante tantos amigos que aprecio, sino porque lo hago con motivo de honrar a Juan Bautista Alberdi.
Alberdi, padre de nuestra constitución, una constitución liberal, es solo comparable con próceres de la altura de Thomas Jefferson en Estados Unidos.
Alberdi, padre de nuestra constitución, una constitución liberal, es solo comparable con próceres de la altura de Thomas Jefferson en Estados Unidos.
Hoy en día todos hablamos de constitucionalismo, pero somos pocos los que en verdad hemos leído y estudiado la constitución.
Una constitución que limita al gobierno y les da
libertad y poder a los individuos.
Pero, en mi condición de estudiante universitario,
quiero darle a estas palabras un sentido y una reflexión que nos atañe a todos
los argentinos en cuanto hace a la educación y la visión que tienen los futuros
dirigentes acerca de nuestra historia.
En este sentido, y sabiendo que hoy iba a tener el
honor de compartir con ustedes estos minutos, en las últimas dos semanas me
tome el pequeño trabajo de hacer, en las clases que frecuento, una mini
encuesta. Por supuesto, aclaro desde ya que no tiene ni remotamente la
rigurosidad que saben darle quienes se dedican a esta tarea. Lo mío es
simplemente una muestra muy reducida y tal vez no científica del panorama que
nos encontramos en los claustros de nuestro país. El tema fue la simple
pregunta, ¿Conoces a Juan B. Alberdi? ¿Cuál ha sido su obra y su legado? Entrevistados
veinte compañeros de distintas clases, 15 de ellos desconocían totalmente al
ilustre tucumano. De los 5 restantes, 3 tenían una idea más o menos acertada
acerca de la vida y la obra de Alberdi, mientras que los 2 últimos “aprobaron”
satisfactoriamente la requisitoria.
¿Qué primera conclusión nos deja esta experiencia? Que
la tarea que nos debemos en la Argentina es monumental. Si todos sabemos que
hoy nos debatimos en un interminable circulo de inseguridad, inflación,
estatismo desenfrenado, déficits y defaults, la más grande tarea que tenemos
por delante es restablecer los verdaderos valores republicanos, es decir, los
valores alberdianos.
Hoy, 160 años después hemos dado un giro de 180° y
hacemos todo lo contrario a lo que dice esa constitución. Ciertamente, este
cambio tan pronunciado no empezó ahora, pero la verdad es que en los últimos tiempos
el sentimiento de decadencia es notable.
El gobierno se mete en el comercio, el gobierno provee
salud, el gobierno brinda pensiones, el gobierno saca el petróleo, administra
los ferrocarriles, transmite el fútbol, hace encuestas de rating televisivo,
ordena la grilla de la TV paga, gasta millones en subsidios sin sentido y sin
control, y asfixia a los que producimos con una carga impositiva nunca vista.
Todo, absolutamente todo, muy lejos del espíritu y la letra de la constitución
alberdiana de 1853. Ya sabemos que casi el
único rol que en verdad debería cumplir, que es el de legislar, juzgar y
administrar un reducido estado público, lo hace de una forma totalmente corrupta,
llena de amiguismos y privilegios.
Hemos violado la constitución con varias reformas, que no hicieron otra cosa que agrandar la omnipotencia del estado por
sobre las libertades de los individuos. Alberdi, que deseaba casi ilimitadas y abundantísimas
libertades civiles, entre las que están las libertades económicas de adquirir,
enajenar, trabajar, navegar, comerciar, transitar y ejercer toda industria
licita, jamás hubiera aprobado ni consentido ni una fracción del engendro en el
que nos encontramos hoy. Lo explicó muy bien, por otra parte, en su Sistema Rentístico
de la Confederación Argentina.
Amigos: la constitución es la ley suprema, es el
primer bastión de nuestras libertades, y de ninguna manera puede ser
contradecida, puesto que la constitución da garantías de que sus leyes orgánicas
no serán excepciones derogatorias de los grandes principios consagrados por
ella, como se ha visto más de una vez. Es preciso que el derecho administrativo no sea un medio falaz de eliminar
o escamotear las libertades y garantías constitucionales. Por ejemplo: la prensa el libre, dice la
constitución; pero puede aparecer una “ley de medios” y crear tantas trabas y
limitaciones al ejercicio de esa libertad, que la deje ilusoria y mentirosa. También
el comercio es libre, dice la
constitución; pero viene el fisco con sus reglamentos, ordenanzas, estatutos,
legislaciones y todo tipo de trabas que lo tornan ilusorio. En palabras del mismo prócer, “Gobernar poco,
intervenir menos, dejar hacer lo más, no hacer sentir la autoridad”, “La
riqueza de las naciones es obra de las naciones, no de sus gobiernos”. Yo diría
entonces, se progresa no por el gobierno, sino a pesar del gobierno. En el caso
de la libertad de trabajo, las leyes
de salarios mínimos o estabilidad de los empleados públicos son ejemplos de lo
que no debiera hacerse. Ya lo dijo también Alberdi que “garantizar trabajo a
cada obrero sería tan impracticable como asegurar a todo vendedor un comprador,
a todo abogado un cliente, a todo cómico un auditorio”. La ley que tuviese ese
poder, bien dice el prócer, solo podría tener ese poder a expensas de la
libertad y de la propiedad. Pues esa es, precisamente, nuestra situación hoy.
Finalmente, el estatismo exorbitante
que hoy tenemos es claramente inconstitucional, antialberdiano. Este lo señala cuando
expresa que “la constitución ha impuesto al Estado la obligación de no
intervenir por leyes ni decretos restrictivos en el ejercicio de la producción
o industria comercial y marítima”.
Hoy estamos aquí conmemorando a Juan Bautista Alberdi.
Aunque me parece excelente esta iniciativa, creo que sería mejor que dejemos de
conmemorarlo un solo día y volvamos a evocarlo todos los días defendiendo la constitución
contra los que la franquean, trasponen, cruzan y la esquivan.
Y he aquí, entonces, el verdadero legado de Juan
Bautista Alberdi, por sobre su extensísima y variada obra: debemos luchar
incansablemente para que en nuestro país vuelva a regir el estado de derecho,
que decir “ser argentinos” pueda expresarse con el orgullo de quienes sabemos
que nos espera un futuro de grandeza y no la declinación que nos embraga desde
hace ya demasiado tiempo.
Muchas gracias.
(*) Charla brindada en el evento LibreMente en honor a Juan Bautista Alberdi, en la ciudad de Mar del Plata, el día 29 de agosto de 2014.
(*) Charla brindada en el evento LibreMente en honor a Juan Bautista Alberdi, en la ciudad de Mar del Plata, el día 29 de agosto de 2014.